El pasado...

En ocasiones vuelve cuando menos te lo esperas, quizá en un vago recuerdo que refleja tu mente cuando llegas a un lugar al que hace tiempo que no estabas, al ver una foto o un objeto de ese día tan especial, quizá y sólo quizá el vuelva tras años desaparecido.
Esos besos, esas caricias, esos abrazos, esas noches junto a él en la cama mirándonos sin cesar hasta el amanecer... ¡Qué daría yo por volver a estar así! Pero, las cosas cambian. Él ha cambiado, yo he cambiado pero, tras este reencuentro, ha sido como realizar un viaje atrás. A donde hace años no nos importaba la opinión de los demás. Ese beso lo cambió todo. Llevaba siglos esperándolo. Y ahora, otra vez sin él... Bendita distancia... Por lo menos he podido disfrutarlo... Gracias a pesar de todo. Gracias por esa noche... Conseguí olvidarme de todo durante escasas horas, pero fue maravilloso. Gracias, no me cansaré de decirlo. Gracias.

¿Que qué es lo que quiero?

Una corta pregunta con un abanico tan inmenso de respuestas...
 Poder sentir, poder tocar, poder ser libre, que las cosas vayan bien, ser querido por la persona que amas, que los problemas desaparezcan... Si todo esto se cumpliera o fuera imposible de realizarse, ¿qué nos quedaría? ¿Por qué luchar si no tienes nada por lo que hacerlo? Si no te quedan fuerzas, ¿qué hacer? ¿Rendirte? Lo único que nos queda es la esperanza. La esperanza de que pronto tendremos algo por lo que levantarnos cada mañana, un nuevo objetivo. Algo por lo que aguardar, un pequeño resquicio de luz en la oscuridad de tu ser. Bien, ahora te pregunto: ¿Qué es lo que quieres tú? ¿Por qué luchas? ¿Qué es lo que te ayuda a seguir a delante?